Saeta
El sonido del aire cortado mientras una roca se desplaza, a gran velocidad, lanzada con toda tu fuerza. La voz que se escapa cuando una lasca de roca inesperada aprisiona tu mano. La primera voz, la piedra primigenia, la primera herramienta. La expresión vernácula del ser como ente frente a la naturaleza, frente a la vida, frente al dolor.
Es el lamento primitivo que magulla la garganta al salir de forma desmedida cuando el cuerpo se desdobla y se encuentra frente a sí mismo, siendo ofrenda y verdugo, altar y sacerdote, mineral y sangre.
Obviar lo divino en la grandiosidad de la creación y llevarlo a la superficie, convirtiendo la oración
en materia y el dolor en plegaria.
Saeta es un proceso de búsqueda de identidad. refiriéndonos al ser humano como causa y como efecto, desde lo más básico, el movimiento, la violencia, el grito y la roca, para tratar de dar comprensión a nuestros actos, de una forma introspectiva, solitaria, mi Yo frente a lo sublime de la creación, pagano o divino. Un juego de ceremonias realizadas a modo de mantra, dando absoluta libertad al sentimiento, sea cual sea, de un modo terapéutico. Una catarsis performativa en la cual solo forman parte el cuerpo, la roca y lo jondo (el grito), por ello Saeta es una repetición constante, de elementos, de voces y gestos.
Estos elementos principales y únicos son los que conforman el corpus de este trabajo.
Roca|| La piedra es el cuerpo, el altar y la ofrenda. Cuerpo/piedra. Aire/piedra. Voluntad/Piedra. La primera y la última señal. La materia como elemento primigenio para cambiar el paisaje, para reproducir lo imaginario. La roca como transmutación de la carne en mineral y viceversa.
Cuerpo|| La carne como movimiento, como motor, como gesto, como reacción. El cuerpo representado como altar y como ofrenda. Como germen y como fruto. La dualidad de la materia. Contenedor de acciones.
Grito|| La voz ahogada. La ascensión del desgarro. La atmosfera, lo etéreo. El Rito, la purga, la autodestrucción y a la vez la manifestación máxima de la existencia. El Grito (jondo) es el de la confrontación Cuerpo/Roca.
La ritualidad y la filosofía y poética del Flamenco crean la base conceptual de un proyecto con el que pretendo ahondar, desde una manera personal, en lo profundo de una expresión que nos acerca y conecta con la telúrico, con lo ancestral, lo instintivo o animal. Un proceso ritual y performático, fuera de los cánones de lo que entenderíamos por Flamenco desde un punto de vista clásico en lo que a fotografía se refiere. Saeta es un proceso, no un resultado, un culto en sí mismo.
La piedra y la oración, el culto, el castigo y la plegaria, todo está relacionado en este contexto cultural en el que se mueve Saeta, y por supuesto, del que recoge su nombre, ya que las saetas, históricamente provienen de la llamada a oración que los árabesrealizaban desde las mezquitas, llegando a transformarse en el cante que hoy en día se dedica a las imágenes religiosas cristianas con el fin de obtener una gracia divina o redimir alguna mala acción. La lapidación, la adoración a la Piedra Negra de la Kaaba, o los diferentes animatismos o divinización de objetos como los minerales, a lo largo y ancho de la historia antropológica de las tribus y civilizaciones. La piedra y el grito siempre se han beneficiado de un rincón sagrado en la historia del hombre.
Es necesario mencionar el complemento brutalista y violento que se genera en este trabajo. La violencia ejercida se comprende como una forma de relajar tensiones entre dos puntos concretos para evitar un daño mayor. El flamenco se caracteriza por la fuerza, por la explosión y lo exabrupto del grito, podríamos decir que la liberación de la fuerza, la voz en este caso ejerce de regulador de esas tensiones. A su vez, el trabajo performativo se centra en esa relación arrebatadora que genera el contacto, la fuerza, o el simple paisaje, en diferentes niveles, ya sea objetivamente o de un modo más sutil y evocador. De cualquier modo, desde ambas perspectivas, concluimos en una manera de ritual con final catártico y dionisíaco.
Una liturgia, un rito que se repite de manera infinita hasta pulir las aristas de la roca madre. La transmutación del tótem en voz, la transformación de la piedra en ángel. Esta ceremonia es un enfrentamiento, y a la vez, alianza con la naturaleza hostil, desde donde reafirmamos nuestra existencia. Es nuestro fundamento. La roca es el enlace directo a la materia; al golpearla, recibimos el eco de lo ancestral, el eco del universo. Eso es Saeta.
Volver al núcleo. Volver al grito. Volver a la piedra.